Teuchitlán y el oportunismo









Vivimos una época en la que toda controversia la derecha buscar materializar, pero, esto no solo es propio de México. Quiero comenzar esta columna introduciendo lo que ha sucedido en otros países donde un eje popular y progresista ha gobernado, tales como; Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia, Argentina, Brasil y ahora, México.


Una forma de operar ruin de la derecha es a partir de los golpes de Estado, con la fuerza militar de dichos países, con golpes mediáticos a partir del uso de los medios corporativistas de comunicación y los golpes blandos, también conocidos como “lawfare”, siendo estos, parte de un modus operandi fascista que busca desestabilizar naciones gobernadas por proyectos progresistas.


Bueno, hoy en día México no es la excepción, esto debido al éxito que la izquierda ha tenido en nuestra nación, con un proyecto de gobierno sólido y con un futuro que vislumbra progreso y bienestar compartido, esto sin duda, siendo alarmante para otro presunto proyecto encabezado por el bloque conservador que busca adquirir el poder a como de lugar, siendo esto, alarmante para la ciudadanía ya que a partir de narrativas, teorías conspirativas y elementos de manipulación, siembran en un bloque minoritario de la población una “idea”, que tengo que decirlo, bastante dura de combatir y abatir, pero sin duda, no imposible.


Lo sucedido en el racho Izaguirre si demuestra un proceso de descomposición social que nos compete como pueblo organizado, que debe prender alarmas en los gobernantes para poner todos los esfuerzos habidos y por haber en pacificar nuestro México, que sin duda, es algo a lo que el gobierno federal se encuentra abocado.


La concientización debe venir a partir de transmitir la idea de cuidar al otro, ya que, si a ti y a mi nos va bien, a todos nos puede ir bien, fomentando el colectivismo y los procesos de organización orgánicos para que el soberano pueda emancipar sus orígenes. Esto suena utópico y lejano de poder ser alcanzado, pero el día en que como pueblo podamos estar unánimemente en paz, tendremos un México más sano y libre de violencia, que es un síndrome a todas y todos nos aqueja.


Lo de Teuchitlán existe, no como los medios lo comunicaron ni como lo quisieron ver, pero que debemos ser cautelosos con el sentir ajeno y con las personas que aun buscan a un familiar debe ser nuestra prioridad.


Guardemos las respectivas dimensiones de lo sucedido, sin llamarle golpeto o montaje, pero sin acreditar que fue un campo de extermino, porque no, no lo fue y esta probado. Seamos sensatos y tengamos cordura al emitir una opinión.


Mariano Guevara Luna